Sierra de Albarracín

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Pasear por las calles empinadas de Albarracín y descubrir a cada paso escalinatas y pasadizos es una experiencia única. Cada rincón, cada casa no te dejará indiferente por su color rojizo y su irremediable encanto.

Albarracín. Foto: Versus

Pasear por las calles empinadas de Albarracín y descubrir a cada paso escalinatas y pasadizos es una experiencia única. Cada rincón, cada casa no te dejará indiferente por su color rojizo y su irremediable encanto.

La plaza Mayor es un buen lugar para que comiences la visita por este pintoresco pueblo que alberga un buen número de monumentos y museos interesantes, como la catedral, las iglesias de Santiago y Santa María o el Museo Diocesano.
 
También nuevos atractivos como la subsede de Territorio Dinópolis dedicada al mundo de los fósiles y a los mares prehistóricos (Mar Nummus).
 
A las afueras de Albarracín encontrarás el Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno, con su característico tono rojizo y verde. En estos bosques que forman el Parque Cultural de Albarracín encontrarás numerosas muestras de arte rupestre de tipo levantino.
 
El resto de la Sierra de Albarracín es una sucesión de montes y barrancos situados por encima de los mil metros, con pueblos llenos de encanto rodeados de impresionantes paisajes. Gea de Albarracín, Bronchales u Orihuela del Tremedal son solo algunos ejemplos.
 
A su vez, la Sierra del Tremedal y la Reserva de Caza de los Montes Universales esconden valiosos parajes llenos de fauna salvaje. Si eres de los aficionados a las setas que sepas que en otoño el clima lluvioso convierte estos montes en un paraíso micológico (con permiso de los agentes forestales).
 
Además, cerca de Frías de Albarracín puedes acercarte  hasta el nacimiento del río Tajo. También es hermoso el nacimiento del río Guadalaviar (que luego cambia su nombre a Turia), en el pueblo del mismo nombre, y el del río Cabriel, en los Ojos del Cabriel, con sus bonitas cascadas, como la espectacular del Molino San Pedro.

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