Primer Viernes de Mayo de Jaca, declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional

PRIMER VIERNES DE MAYO DE JACA
PRIMER VIERNES DE MAYO DE JACA

Aragón suma ya nueve festejos con esta denominación otorgada por la Secretaría de Estado de Turismo. Este título honorífico se concede a fiestas o acontecimientos que ofrecen un indudable interés desde el punto de vista turístico.

La Secretaría de Estado de Turismo ha declarado el Primer Viernes de Mayo de Jaca como Fiesta de Interés Turístico Nacional.

El Ayuntamiento de Jaca comenzó a trabajar en esta cuestión hace unos cuatro años y solicitó la declaración hace poco más de un año. Se ha solicitado un total de tres veces, pero las dos anteriores faltaba documentación, ya que cada año se pedían cosas nuevas. Tanto el alcalde de Jaca como el presidente de la Hermandad del Primer Viernes de Mayo se han mostrado muy contentos y satisfechos con esta gran noticia.

Este año se estrenará esta declaración por todo lo alto, ya que el Primer Viernes de Mayo cae en fiesta nacional (1 de mayo).

La fiesta del Primer Viernes de Mayo

En el amanecer del primer viernes de mayo del año 758 se libró una gran batalla en las afueras de la ciudad de Jaca, en la que un reducido ejército cristiano venció a miles de musulmanes. Las tropas musulmanas intentaron conquistar la ciudad de Jaca, pero los jacetanos, dirigidos por el conde visigodo Aznar Galíndez, aguantaron el tipo con escasísimos medios y un valor que pasará a la historia. Al mediodía, cuando todo hacía presagiar lo peor, las mujeres jacetanas, que aguardaban en sus casas, decidieron acudir al campo de batalla armadas tan sólo con sus utensilios domésticos. El reflejo de los rayos del sol sobre sus rudimentarias herramientas y las hojas de boj que les cubrían provocaron el pánico de los moros, que creyeron ver a lo lejos la llegada de nuevos ejércitos cristianos y huyeron.
 
El regreso a Jaca se convirtió en una grandísima fiesta que desde entonces los jacetanos reviven cada año en una celebración multitudinaria. Esta celebración tiene ya varios siglos de historia. En el siglo X se levantó la ermita de la Victoria en el lugar donde se libró la batalla y desde entonces, cientos de jacetanos bajan cada mañana del primer viernes de mayo a este paraje y sustituyen lanzas, espadas y escudos por un buen almuerzo compuesto de migas, chorizo, costillas y, por supuesto, vino de la tierra. Después, siguiendo fielmente los pasos de las huestes del Conde Aznar, todos regresan a Jaca para vivir el momento más intenso y comenzar el desfile.