Reconocimiento a las Fiestas del Fuego de los Pirineos
Declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad
Estas fiestas, conocidas tradicionalmente como «Fallas del Pirineo», reflejan la regeneración cíclica de los lazos familiares y sociales mientras promueven la cultura del voluntariado, la solidaridad y la continuidad. La declaración supone un reconocimiento para todas las generaciones que a lo largo de los años han bajado sus fallas manteneniendo esta tradición.
Estas fiestas se celebran en la noche de San Juan para celebrar el solsticio de verano y sus orígenes podrían remontarse, según los expertos, a épocas precristianas vinculadas a ritos relacionados con los ritos solares y la purificación de las almas.
Los vecinos, según la tradición, encienden una hoguera en un punto próximo al pueblo y con grandes antorchas, denominadas «fallas», bajan hacia sus poblaciones definiendo una serpiente de fuego por el camino.
Se considera que las fiestas del fuego constituyen una ocasión para regenerar los vínculos sociales y fortalecer los sentimientos de pertenencia, identidad y continuidad de las comunidades, de ahí que su celebración vaya acompañada de comidas colectivas y cantos y bailes folclóricos.
Estas expresiones culturales están profundamente arraigadas en las comunidades y se perpetúan gracias a una red de asociaciones e instituciones locales. El lugar de transmisión más importante de este elemento del patrimonio cultural inmaterial es el hogar familiar, donde sus miembros lo conservan vivo en la memoria.
Esta manifestación cultural es única del Pirineo y se conserva en poblaciones de Aragón, Cataluña, Francia y Andorra ubicados en la cordillera
Foto: Fiesta de la Falleta. San Juan de Plan. Alberto Bosque