ARAGÓN, TIERRA DE ÁRBOLES MONUMENTALES
Árboles, monumentos vivos que según sus características merecen y tienen una protección especial así como un elevado valor natural por su rareza, por número, ubicación, medidas excepcionales o porque poseen algún tipo de interés cultural, histórico o popular. Estos árboles singulares aragoneses representan la cultura y la madurez de un territorio, y son el reflejo de las personas que lo habitan y de sus formas de vida. En Aragón, destacan algunos árboles catalogados como singulares, por su altura en relación a su especie como la Secuoya y el Cedro de la Torre Nuestra Señora del Pilar, Secuoya de 40 metros en la Comarca de Daroca, y el Haya de la Caseta de Pascual en la Selva de Oza ( Valle de Echo ) en la provincia de Huesca, de una forma casi perfecta cubriendo las mesas del merendero que la rodean. También en la provincia de Huesca, el Tilo de Benasque en la plaza del Ayuntamiento, alrededor del cual se baila el Ball de Benás, baile típico de la villa en su fiesta mayor. El Abeto de los tres Quiñones, de 36 metros de altura en Panticosa ( Valle de Tena ) o la Encina de Lecina ( Bárcabo ) en la sierra de Guara, popularmente llamada “La Castañera” por el tamaño de sus bellotas, con 16,5 metros de altura y un diámetro medio de 29,9 metros, y el Caixigo Torrentillo de Lascuarre.