Quesos autóctonos

Sabiduría milenaria.

Los quesos aragoneses constituyen una auténtica delicia. Con una solera alabada desde antiguo, son apreciados en la actualidad como uno de los bocados más exquisitos de nuestra artesanía culinaria.

En Teruel destacan los de Alcañiz, Albarracín, La Fresneda, Peñarroya de Tastavins, Aguilar de Alfambra y Samper de Calanda. Sin embargo, probablemente sea el de Tronchón, en el Maestrazgo, el más conocido y emblemático del universo alimentario aragonés.

Los quesos del Pirineo están elaborados para una larga conservación. Entre ellos destacan los del valle de Benasque, Benabarre, Canfranc, Senz, Esposa, Saravillo, Radiquero y Sieso.

En Zaragoza, destacan los de El Burgo de Ebro, Ejea de los Caballeros, Caspe, Monegrillo, Letux y la zona del Moncayo.

Quesos que siempre resultan excelentes, no sólo por la materia prima, de la más alta calidad, sino también por su elaboración artesanal, de milenaria tradición.